Espacio
Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
César Vallejo
Necesito un espacio, estoy buscando un espacio. Un espacio colectivo, antifascista, feminista, un caballo de troya contra el capital. Un lugar de resistencia. Tengo que crearlo, necesito ayuda, necesito gente, necesito leer, necesito comprender y aprender. Tengo que encajar las piezas. Hacer visible aquello donde no se a repartido la sensibilidad. Llegar a donde nadie ha querido ir. Pero no sé dónde está ese lugar, no sé dónde está esa gente ni se cómo se crea ese espacio. No sé si existe ya ese espacio. No sé nada. ¡Yo no sé!
Quizá este no sea el espacio o puede que deba ser irónico, antiespacial, individual, violento misógino, autoritario. Si algo sé, y no se nada, es que en el sensorium colectivo de la realidad solo se crea ruptura y movimiento ante la negación y el rechazo. Entonces se tiene que educar por medio de la antienseñanza, o me equivoco y a la vez tengo la razón. Por lo que el espacio tiene que ser resistente y no un antiespacio. Entonces hay que educar y no caer en la antieducación. Pero de este modo es difícil caer en el adoctrinamiento, entendido como imposición, llegaríamos a Juan Ramón Jiménez y pediría la palabra justa, la necesaria y precisa.
Qué debemos hacer, qué queremos hacer, o incluso mejor, qué quiero hacer o creo que debo hacer. ¡Yo no sé! ¿La paz es imposible? ¿La guerra es evitable? Solo preguntas, solo dudas, huecos y lagunas. Hay una guerra violenta que busca la paz en una subjetividad que se está formando, como las guerras que acabaron formando los países y naciones-estado. No sé si tengo identidad, ¿soy español? Desde luego hablo español, ¿o castellano? Qué más da, con mi habilidad no aprenderé otra lengua más que esta. ¿Eso me hace hispano? Quizá sí, quizá no. Pero si algo sé, es que no me siento español, a veces ni siquiera me considero humano.
La cuestión de clase, si existen clases, o los restos de su disolución, el resultado de la evolución del dinero. Esa cuestión que determina arbitrariamente la pobreza y la riqueza, el valor de uso y el comercial. Si es que existen dos o solo uno: el mercado. Sabemos que no estamos ante su fin. Pero quién sabe si estamos ante el principio de su fin, o en las antípodas del cambio, o no. Pero lo que sí se, si se algo, es que hay que resistir. ¿Cómo? o quizá ¿Dónde? ¿En qué espacio o espacios?
Y con todo, cómo encuentras el espacio o el antiespacio, el semiespacio o el pseudo espacio... Cuando sólo veo vacío. Quizá el vacío sea el espacio. Pero no lo creo, porque en él estoy, o eso creo, y no veo que sea el fin.
Además hay que intentar eliminar el elitismo, propiciar el reparto de lo sensible en este espacio. Pero cómo, desde dónde, qué espacio. De qué manera en ese espacio. Qué tipo de comunidad, en qué lugar. Hay que crear un espacio disidente pero cómo. Y de qué, será disidente, de todo, de una parte, de unas parcelas, o de nada. Cuanto de cómplice tendrá y cuan “destructor de mundos” será. ¡Yo no se!
Yo lo busco, yo lo pienso. “Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”